El sadomasoquismo es conocido, en lenguaje médico, como una perversión, parafilia o desviación sexual.
El sadismo se caracteriza por un sentimiento de excitación y placer que proporcionan las actitudes que el individuo toma al infligir dolor y humillación a su pareja, al realizar actividades sexuales.
El masoquismo se caracteriza por los sentimientos de dolor y humillación a los que una persona es sometida por su pareja, excitándose al recibir tales estímulos sexuales. Resulta difícil de entender, por lo que vamos a ver lo que la DSM IV dice al respecto.
Los criterios diagnósticos del sadismo son:
a- A lo largo de un periodo mínimo de 6 meses, hay fantasías sexualmente excitantes, intensas y recurrentes, impulsos sexuales o comportamientos que envuelven actos(reales, no simulados), en los que el sufrimiento psicológico o físico (incluida la humillación) de la víctima, resultan excitantes para el individuo. b- Las fantasías, impulsos sexuales o comportamientos causan sufrimiento, clínicamente significativo o compromiso en el comportamiento social u ocupacional e incluso en otras áreas más importantes de la vida del individuo.
Y los criterios diagnósticos para el masoquismo son:
a- A lo largo de un periodo mínimo de 6 meses, las fantasías sexualmente excitantes, recurrentes e intensas, impulsos sexuales o comportamientos que envuelven el acto ( real, no simulado ) de ser humillado, maltratado, atado u otra forma de sometimiento y sufrimiento.
b- Las fantasías, impulsos sexuales o comportamientos causan sufrimiento, clínicamente significativo o compromisos en la función social u ocupacional o en otras áreas importantes de la vida del individuo.
En este tipo de rituales sadomasoquistas, el sádico está muchas veces negando algunos sentimientos profundos de inferioridad, siguiendo así, de forma inconsciente, la siguiente forma de pensar: “Tengo que demostrar mi poder, mi fuerza está en obligar a mi pareja a serme sumiso, en que tenga dolor, sufra y sea humillado”. En otras palabras, el sádico al que nos referimos, intenta reafirmarse en que no es una persona impotente, ni débil, ni vulnerable, necesita sentirse poderoso y capaz de infligir dolor y sufrimiento a otra persona.
Tratándose de una persona masoquista, esta sufre por miedo a no merecer amor y atención y termina sometiéndose a alguien que le causa dolor y humillación, todo en un contexto de sufrimiento. Está claro que esto pasa, como en el caso del sádico, de forma inconsciente, donde la fórmula que se piensa es: “Necesito y debo someterme a todo, a cualquier tipo de humillación u agresión, para recibir amor y atención”.
El masoquista generalmente, vivió en su infancia situaciones en las que sólo le prestaban atención cuando era castigado, y ese era el precio que debía pagar para no sentirse ignorado. Así, tanto en el sádico como en el masoquista, los tipos de relaciones a los que se someten sirven para tranquilizar el subconsciente, ya que acarrean desde su infancia, situaciones y experiencias que posiblemente hayan desencadenado estos tipos de desvíos sexuales.
No estamos hablando de una experiencia aislada, sino de toda una serie de factores, como el contexto social y familiar en que se vive, las características individuales, las experiencias de la vida, los modelos de cómo enfrentar las adversidades de la vida, los apoyos y negligencias de las personas que se desarrollan en el mismo medio que el desviado... No es sólo una u otra cosa lo que va a determinar el futuro de un comportamiento sádico o masoquista, es el grado en que se establecen las cosas.
Hoy día, el sadomasoquismo es visto por algunas personas como un juego de poder erótico consentido entre dos adultos, puede ser considerado realmente como un estímulo para el acto sexual. Aún cuando esas actividades no sean consentidas, o cuando uno de los componentes de la pareja es tratado sin respeto, la práctica sadomasoquista se vuelve abusiva y puede ser considerada como perversa.
Lo que está en juego en las actividades sexuales y el lado bueno y saludable, es siempre consensuado por las dos partes, pues un juego de poder erótico puede ofrecer mucho placer a las personas, como las variaciones, posiciones y preferencias sexuales de cada uno, pero la prioridad es que sean aceptadas por ambas partes. Los juegos de poder erótico pueden envolver dominación verbal o física, inmovilizaciones, además de diversiones del tipo amo y esclavo, estos son algunos ejemplos, además de los accesorios que son vendidos en tiendas especializadas como sex-shops.
El sadomasoquismo lleva en su concepto una connotación de violencia, pero la violencia está en la ausencia de límites, en la falta de respeto a sí mismo y a la pareja, está en las actitudes abusivas, por eso cuando nos referimos al sadomasoquismo como un juego de poder erótico, habría que usar una terminología distinta, como, por ejemplo,dominación y sumisión. Pero es muy difícil cambiar los conceptos establecidos.
Por Adriana Sommer da Costa Sexóloga |