A la mayoría de los hombres les gusta mucho el sexo anal y las mujeres lo saben bien. No se puede afirmar que ese gusto tenga un fundamento científico, pero las fantasías sexuales del hombre revelan mucho de ese deseo. Si preguntamos a diez hombres, ocho van a contestar que lo han practicado o que tienen ese deseo en mente. Este tipo de fantasía hacia el sexo anal puede ser responsable de altos niveles de excitación y placer. Podemos citar aquí algunas de las fantasías que pueblan la mente mente masculina en la busca de sexo anal con sus parejas o no, en caso de tratarse de homosexuales:
-Tener una relación con instinto sexual más animal, en una analogía a la cópula por detrás de los animales. Eso les puede llevar a una potente fantasía erótica.
-La excitación que les proporciona el pensar en un sexo donde una persona pasiva, está “subordinada” totalmente a sus deseos o a su “poder” sexual.
-El ano, por ser más estrecho, tiende a ofrecer más presión sobre el pene, sensibilizándolo de forma más placentera.
Es necesario conocer bien el propio cuerpo antes del acto sexual, pues tanto hombres como mujeres presentan características muy individuales, por ejemplo, pueden no practicar sexo anal y tener muchas hemorroides por que su alimentación es muy condimentada. Algunas personas pueden presentar tendencias para desarrollar ciertas condiciones que pueden ser desencadenantes o agravantes sin que haya penetración anal. Por eso es imprescindible conocer las peculiaridades personales para saber qué se puede hacer y qué no se puede en el sexo. Además hay que tener en cuenta el hecho de que muchas mujeres ceden a realizar sexo anal sin quererlo, sólo para agradar a sus parejas o por “imposición” de la relación. Es de suma importancia que la mujer, ante la constatación de cualquier incomodidad, evite el sexo anal , independientemente de con quién lo practique. Si su pareja la quiere y respeta, con seguridad va a aceptar y entender su decisión. Basta con tener un diálogo sincero. Mientras, otras personas (hombres y mujeres), practican sexo anal pasivamente (Los que son penetrados) y no tienen ningún problema con su ano. Hay factores que lo favorecen, como la buena lubricación , el sexo tranquilo (no traumático ni violento), la gran excitación que ayuda a la relajación del recto y el ano, y la predisposición natural a no tener problemas. También están los casos de personas con más sensibilidad anal que, a pesar de todos los cuidados, , tienen la capacidad de que se inflamen las venas de sus anos ( hemorroides), y con el paso del tiempo, pueden tener dificultad para contener las heces (incontinencia fecal). Existen productos en forma de gel que actúan como lubricantes y anestésicos de la región anal para la penetración. Algunos dan sensación de aumento de la temperatura con el fin de facilitar la relajación del ano, aumentar la vascularización y facilitar la penetración sin dañar la piel. Esos artículos se venden en los sex-shops (tiendas de artículos eróticos). El sexo anal es una de las formas de mayor riesgo de contraer VIH, e independientemente de que este sea practicado por un hombre y una mujer, o entre dos mujeres, o entre dos hombres, es necesario estar atento para no dañar el ano, debe haber suficiente lubricación porque si no, este podría tener lesiones o lastimar la piel del pene, pudiendo desencadenar sangrados y hematomas internos. Como el ano tiene flora bacteriana y es responsable de la descomposición de en el intestino grueso y recto, puede pasar que, si existe una de las lesiones anteriormente citadas, se contaminen esos microorganismos de quien es penetrado y si el penetrador fuese portador del virus del Sida o de algún otro microorganismo causante de enfermedades de transmisión sexual, posiblemente contaminará a su pareja en el momento de la eyaculación, en el caso de que no lleve preservativo. Si el sujeto pasivo (el penetrado) es portador de enfermedades, contaminará al activo por las posibles lesiones del pene , si este estuviera desprotegido sin preservativo. Alternar la penetración, de vaginal a anal o viceversa, no debe hacerse nunca. Hay que cambiar siempre el preservativo, en cada encuentro sexual, sea del tipo que sea.
Adriana Sommer Sexóloga |